A la caza del 7

No, no se alarmen. El “7” mencionado no refiere a Ben Roethlisberger, sino a la cantidad de Super Bowl´s que esperamos adornen las vitrinas del mejor equipo de la NFL: mis Pittsburgh Steelers.

En principio, aclaro que estas líneas distan mucho de ser un análisis (ya quisiera ser analista, caray). Son más bien una reflexión breve, personal y como seguidor, sobre si mis Steelers realmente tienen argumentos para levantar la mano en pos de ese anhelado Campeonato. Obvio hay dosis de parcialidad, pero trataré que exista lógica y congruencia a lo que he comentado en otras ocasiones. Comencemos.

Año con año todos los seguidores de la NFL esperan lo mejor del equipo que admiren. Algunos con mayores posibilidades de hacer cosas importantes o de alcanzar postemporada. Y dentro de estos últimos recurrentemente se cita a los Steelers.

Ahora bien, desde la llegada de Mike Tomlin a Pittsburgh, ha habido mucho debate. Expectativas, desilusiones, continuidad, identidad y un sin numero de factores que conlleva ser apenas el tercer entrenador de la franquicia desde 1969. Y si sumamos que sus predecesores pusieron al equipo dentro de los estándares más altos de la Liga (aún con algunas malas campañas), obviamente las exigencia es proporcional.

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Personalmente, cuando en 2007 Tomlin fue nombrado entrenador aurinegro, reconozco haber estado dentro de los escépticos sorprendidos por la noticia. Y eso que llevaba en su historial la coordinación del perímetro de aquellos Tampa Bay Buccaneers cuya defensa dominó entre 2002 y 2005 (de las mejores rankeadas en ese periodo), incluyendo la imponente demostración en el Super Bowl XXXVII ante los Oakland Raiders, con las cinco intercepciones a Rich Gannon, tres de ellas regresadas para anotación.

En el periodo de Tomlin (diez campañas), el balance ha sido de cero temporadas perdedoras, siete apariciones en playoffs, dos Campeonatos de Conferencia, dos visitas al Super Bowl y un Trofeo Lombardi ganado. Nada mal, pero extrañamente muchas dudas no terminan de disiparse.

Aún así, con incertidumbre incluida, había que apoyar al equipo y esperar lo mejor. Y así lo hice, como creo la gran mayoría de los seguidores de Pittsburgh, pese a muchos desconciertos que innegablemente Tomlin nos ha regalado.

Pittsburgh, como sabemos, se sustenta en el Draft colegial. Históricamente, de ahí han salido la mayor parte de sus referentes icónicos (con contadísimas excepciones, como Jerome Bettis), los que han logrado poner a los aurinegros como el equipo más ganador de trofeos de Super Bowl. Por eso, para la campaña 2013, tuve altas expectativas con las selecciones colegiales, dado que pensé que ese era el Draft de Tomlin, el que podría su sello particular al equipo; el que pondría fin a la polémica de que si su único triunfo en Super Bowl era consecuencia de la inercia del equipo heredado por Cowher. Lamentablemente, de ese promisorio Draft solamente brilló un elemento llamado Le´Veon Bell y uno más que resultó una grata sorpresa, llamado Vince Williams, como escribí en un post anterior.

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A partir de 2014, cuando regresó a postemporada tras dos campañas ausentes, Pittsburgh ha sido mencionado cada año como posible ganador del Super Bowl, pero lamentablemente se han tenido tragos amargos, ya sea por lesión o por no saber contrarrestar el plan de juego del rival en playoffs. Baltimore Ravens en 2014, Denver Broncos en 2015 y New England Patriots en 2016, han truncado esas aspiraciones.

Este año, principalmente con la llegada de Coty Sensabaugh y Tyson Alualu a través de la agencia libre, y de T.J. Watt, Ju Ju Smith-Schuster, James Conner, Cameron Sutton y Brian Allen en las selecciones colegiales, los Steleers cubren y dan profundidad a algunas posiciones para volver a ser considerados candidatos a ganar el juego grande de la NFL. Así lo pienso. Y vale la pena aclarar: no estoy refiriendo que los novatos o los agentes libres contratados son una varita mágica, sino que vienen a generar sana competencia, a ampliar opciones en posiciones urgidas de talento, a inyectar experiencia y juventud, como parte de un engranaje general.

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Pero como apuntaba en líneas previas, esas optimistas aspiraciones las hemos venido escuchando desde 2014, así que ¿qué lo hace diferente esta ocasión? Acá mis tres razones personales.

Primero, veo a un Tomlin más centrado, que comienza a alejarse de las decisiones precipitadas, que comienza a equilibrar la obtención de logros colectivos e individuales. Y eso creo que se traduce en mayor disciplina en el vestidor. Una disciplina que, sin restar autoridad a voces como la de Roethlisberger, Pouncey, Harrison o Heyward (la sangre veterana del equipo), necesitaba refrescarse. Y agregaría: una disciplina sin aspavientos. Basta ver la sutil forma en que puso orden a Martavis Bryant y sus infantiles reacciones en Twitter por la selección de Smith-Schuster.

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Segundo, creo que la ofensiva tiene una mescolanza interesante en cuanto a edad y talento. La línea ofensiva que encabeza Maurkice Pouncey, con Ramon Foster y David DeCastro como guards, y Alejandro Villanueva y Marcus Gilbert como tackles, representan un frente sólido, coordinado y maduro (Foster es el de mayor edad, con 31 años y Villanueva el más joven con 28), que han sabido sobreponerse a la inconsistencia, a las lesiones, a la rotación desmedida de antaño. Una de las mejores de la NFL, si me permiten. Se tiene en Bell y Antonio Brown dos explosivos monstruos para acarrear y recibir el ovoide, quienes sanos y alejados del mediático canto de sirenas que permea en la Liga, no me queda duda sean los mejores. Además, estarán acompañados de los ya mencionados Conner, Bryant, Smith-Schuster y un Jesse James (en su tercer campaña profesional como tigh end), lo que ampliará y rotará la distribución del balón, para que los rivales dejen de concentrarse sólo en uno o dos jugadores (una dolencia recurrente). Y finalmente, Roethlisberger, que con 35 años, se encuentra en un momento de su carrera en la que se ha quitado la presión de ser el único en generar la atención de los oponentes. Y eso, sumado a una línea que le ha disminuido de manera importante los golpes, debe incrementar su peligrosidad. Y también veo en nuestro quarterback cordura en torno a su edad y su físico, dejado de exponerse al contacto innecesario y con un rol de guía para con los jóvenes del equipo. Detalles discretos, pero muy importantes, quizás preparando el terreno para un cada vez más cercano relevo en la posición, un relevo inminente sí, pero que pese al clamor desmedido de muchos, no iba a comenzar con el Draft de este 2017.

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Tercero, las adquisiciones en agencia libre y Draft recientes, fortalecen una defensa que, aunque ha mejorado gradualmente desde 2014 (número 18 en puntos permitidos y 18 en yardas permitidas ese año, 11 y 21 en 2015 y la campaña anterior fueron la 10 y 12 respectivamente), también a partir de ese 2014 ha sufrido golpes dado el éxodo de figuras por retiro o agencia libre (Troy Polamalu, Brett Keisel, Lawrence Timmons), o por el inevitable paso del tiempo (William Gay, James Harrison). Y la defensa, aunque suene reiterativo, es una pieza del engranaje que no puede relegarse a un segundo plano, creyendo ingenuamente que con una ofensiva explosiva basta para lograr ese séptimo anillo. No. Hay algo llamado balance que sustenta a todo gran equipo. Y Pittsburgh no puede ser excepción. Y con Cam Heyward de regreso, Stephon Tuitt y Javon Hargarve en la línea frontal, acompañados de Dan McCullers y del ya mencionado Alualu, con un brutal Ryan Shazier y Vince Williams en la parte interna de los linebackers, y con Bud Dupree, James Harrison y el recién llegado T.J. Watt como externos, hay argumentos sólidos tanto para controlar los daños del ataque terrestre rival, como, en lo que creo es lo principal, para generar mayor presión y capturas a los quarterbacks que enfrenten. Esto último es importantísimo para la defensa aurinegra, como comenté también en otro post, dado que pienso que una defensa de élite inicia con la presión y los golpes que se dan al rival en la línea de golpeo, y no a la inversa, es decir, no con el actuar del perímetro, dado que éste, por muy buenos que sean sus jugadores, siempre estará en desventaja ante cualquier quarterback que tenga tiempo en la bolsa de protección. Y es ahí donde Sensabaugh, Sutton y Allen, fortalecerán una defensiva secundaria aurinegra que, con Artie Burns y Sean Davis llegando a su segunda campaña como titulares, acompañados de Mike Mitchell, Ross Cockrell, Senquez Golson (de quien espero se mantenga sano) y el mencionado William Gay, forman un perímetro que tiene todo para continuar mejorando. Y aquí conviene acotar que esa mejora comenzó en el momento que Keith Butler modificó su esquema defensivo a mediados de la campaña anterior, utilizando más el blitz (gracias al regreso de Dupree, quien tras su lesión participó en siete juegos, cuatro como titular, logrando 4.5 capturas) y dando el voto de confianza a Burns y Davis en la titularidad como cornerback y safety respectivamente.

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No refiero mucho a los equipos especiales, dado que considero que las tres principales posiciones ahí están bien cubiertas con Chris Boswell, Greg Warren y Jordan Berry como kicker, long snaper y punter respectivamente.

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En conclusión, estas son las tres razones que me hacen pensar en Pittsburgh ya no como un aspirante más (como año con año he pensado), sino como un auténtico contendiente al título de Super Bowl. Veo en ambas líneas del equipo, una importante y grata combinación de madurez y juventud, de explosividad y talento, de liderazgo y de aprendizaje, y como apuntaba también, una cordura que quizás estaba tímida en el entrenador. Y veo un fortalecimiento defensivo (imprescindible para mi) que otorga el equilibrio que pienso nos ha faltado en años recientes. Ojalá y así sea. Ojalá este sea el año.

Nos leemos.

El Dato Renegado: Para resaltar el por qué la importancia que doy y he dado a la defensa de los Steelers para la obtención de un título, me permito citar que en cada uno de los seis obtenidos por los aurinegros, la defensa ha estado rankeada dentro de las mejores cinco en la Liga, tanto en puntos como en yardas permitidas. Como dice el adagio, las defensas ganan los campeonatos.

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6 respuestas a “A la caza del 7

  1. ¡¡¡APLAUSOS!!! Excelente análisis, solo queda esperar que el coacheo esté a la altura, Haley muy malo para tanto talento y sin imaginación en zona roja, Butler muy laxo y poco agresivo, Tomlin pésimo para analizar al rival y ajustar al medio tiempo. Pero bueno, #HereWeGo

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    1. Muchas gracias!! Disto mucho de ser analista, pero créeme que sí un gran seguidor del equipo como todos los del blog, con opiniones que realmente sentimos y creemos, como en este caso, de que 2017 sea el año. En serio veo un equipo equilibrado, sano en sus líneas y sobre todo, con esa genial mezcla de talento joven y madurez. Y efectivamente, Tomlin y su auxiliares tiene que sacudirse los fantasmas de años recientes.
      Nuevamente gracias por el tiempo de leernos. Saludos cordiales y claro … #HereWeGo

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  2. Excelente análisis, creo que la clave esta en Tomlin y compañía, de estos corrigen su desempeño no dudo que viene el 7.

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    1. Buena tarde. Como menciono en el texto, hay una mezcolanza de juventud, experiencia y mucho talento en las líneas; una importante mejora en las decisiones de coacheo y también un defensa que llega (y espero se mantenga) sana. Y creo también este es el año. Saludos y muchas gracias por el tiempo de leernos.

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    1. Así es!! Cómo he comentado, este año creo es el año. Siento que es el año. Y por el vamos. Saludos y muchas gracias por el tiempo de leernos. Buena tarde #HereWeGo

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